El color es uno de los contaminantes más detectados a la salida de un proceso industrial. Por lo tanto, es muy importante su reducción/eliminación de las aguas residuales.
Un tratamiento biológico bien dimensionado permite una reducción del color del 60%, que puede mejorarse mediante otras tecnologías en función del nivel de color residual, tales como: Filtración con resinas, Ósmosis inversa y Oxidación química avanzada.