En esta revista nos centramos en la importancia de la recuperación de aguas residuales, analizando en particular las aplicaciones en la industria textil. ¿Qué nos motiva? Creo que es importante dedicar un artículo que contextualice toda nuestra actividad editorial. Por ello, en una revista que propone tecnologías, métodos y escenarios, hoy me centraré en las causas profundas: los impactos de la industria textil.
El textil desempeña un papel clave en la economía mundial. Es uno de los sectores más importantes, con una facturación anual de 1,13 billones de euros. Sin embargo, lo que también tiene un gran impacto en nuestro mundo es la huella medioambiental de la propia industria, es decir, los efectos que tiene en los ecosistemas.
Es importante que los empresarios que lean esto adopten una visión holística del problema, para poner en marcha medidas de sostenibilidad que intenten frenarlo en todos los ámbitos.
¿Cuáles son las cifras, las causas, la dinámica del impacto de la industria textil en el medio ambiente? Profundicemos juntos.
NÚMEROS
Por qué es importante la industria textil: algunos datos
Para entender el impacto de la industria textil en el día a día, he aquí algunas cifras, cuanto menos, impresionantes.
Producción:
– según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), la producción de ropa se ha duplicado en 15 años y se calcula que la demanda de fibras textiles aumentará de 62 millones de toneladas en 2017 a 102 millones en 2030.
Personas empleadas:
– se calcula que entre 60 y 70 millones de personas trabajan en la industria textil. Según el WWF, el algodón es el producto no alimentario más utilizado en el mundo, proporciona un medio de vida a más de 250 millones de personas y emplea al 7% de todos los trabajadores de los países en desarrollo.
Volumen de negocio:
– el mercado textil mundial se ha valorado en 1 837 270 millones de dólares en 2023 y se espera que crezca a una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 7,4% entre 2024 y 2030. ¿Por qué? Porque el crecimiento del mercado está garantizado por la demanda constante de prendas de vestir de la industria de la moda y el asombroso crecimiento de las plataformas de e-commerce.
Entre 1996 y 2012, aumentamos individualmente las compras de ropa en un 40% y más del 30% de la ropa comprada no se utiliza durante más de un año.
Recuperación y disposición:
– la tasa mundial de reciclaje de textiles fue del 14.7% en 2018, con 2.5 millones de toneladas recicladas. Dentro de esta cifra, la EPA estimó que la tasa de reciclaje de textiles en ropa y calzado fue del 13% según información del Servicio de Reciclaje Textil Americano. La tasa para artículos como sábanas y fundas de almohada fue del 15.8% en 2018. Números insignificantes, considerando las tasas de producción en el mercado.
ANÁLISIS
¿Cómo la industria textil causa contaminación en el medio ambiente?
La industria textil siempre ha contribuido considerablemente al impacto medioambiental. Dejando a un lado las condiciones laborales y de explotación a las que, por desgracia, siguen estando sometidos muy a menudo los trabajadores del sector, los principales problemas causados por la industria textil incluyen el consumo de recursos, la contaminación del agua, la contaminación atmosférica y la contaminación derivada de la producción de residuos sólidos.
El Environnement Impact of the Textile and Clothing Industry, publicado por la Comisión Europea en 2019, muestra que, a nivel mundial, la industria textil fue responsable del consumo de 79.000 millones de metros cúbicos de agua, la emisión de 1.715 millones de toneladas de dióxido de carbono y la generación de 91 millones de toneladas de residuos solo en 2015.
Otro problema se deriva del uso de 1900 sustancias químicas para teñir y procesar textiles, 165 de las cuales son consideradas nocivas para la salud y el medio ambiente por la UE. El uso de estas sustancias representa el 20% de la contaminación mundial del agua.
Si tenemos en cuenta el auge más reciente de la “fast fashion”, que permite una disponibilidad constante de nuevos estilos a precios muy bajos, es obvio imaginar el fuerte aumento de la cantidad de prendas producidas, usadas y, en última instancia, desechadas. Pero veamos específicamente los diferentes aspectos en los que este sector tiene un impacto directo.
Emisiones: huella de carbono de la industria textil
Se calcula que la industria textil es responsable del 10% de las emisiones mundiales de carbono, más que el total de todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras textiles en la UE en 2017 generaron alrededor de 654 kg de emisiones de CO₂ por persona. La contaminación atmosférica de la industria textil incluye contaminantes pesados, como óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre procedentes de la producción de energía, COV, secado, teñido, tratamiento y almacenamiento de aguas residuales. De aquí a 2030, estas emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán más de un 50%.
Contaminación del agua: un problema importante de la industria textil
Esta industria es responsable del 20% de la contaminación del agua en el mundo, agua suficiente para saciar la sed de 110 millones de personas durante todo un año.
Según el WRI (Instituto de Recursos Mundiales), en el proceso de teñido se utilizan unos 5 billones de litros de agua. Pero el verdadero problema con este recurso surge cuando la producción llega a su fin.
Las fábricas textiles vierten millones de litros de aguas residuales no tratadas al alcantarillado público, que de hecho se vierten en ríos y mares, exterminando la biodiversidad, generando el 22% del volumen total de aguas residuales generadas por todos los diferentes tipos de industrias. En particular, el proceso de teñido de fibras representa la etapa más contaminante. El tinte significa un enorme problema en las aguas residuales porque no es fácilmente biodegradable.
Se calcula que cada año se liberan al medio ambiente unas 105 toneladas de colorantes a través de los 200.000 millones de litros de aguas residuales, por lo que su recuperación es uno de los temas más debatidos en la actualidad.
Microplásticos: un impacto de la industria textil sintética
El lavado de textiles sintéticos es otro problema, ya que es la principal fuente de microplásticos primarios en el medio marino, responsable del 35% de estas microfibras. Cada ciclo de lavado de textiles sintéticos produce hasta un millón de microfibras, el 40% de las cuales acaban directamente en el mar.
Cada año se vierten en las aguas medio millón de toneladas de microfibras, lo que equivale a cincuenta mil millones de botellas de plástico. Las mezclas de algodón y poliéster liberan un gran número de fibras durante el lavado, que pueden volver al ser humano a través de la cadena alimentaria, ya sea por los lodos de depuradora utilizados como abono o por bioacumulación en organismos consumidos por el hombre. Los microplásticos también pueden actuar como vectores de sustancias tóxicas, aumentando la exposición a estos compuestos.
Derechos humanos: sobre las condiciones laborales
Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo sobre explotación infantil, más de 74 millones de niños son explotados en trabajos de alto riesgo, estando constantemente en contacto con sustancias nocivas para la salud y maquinaria peligrosa. Una investigación publicada en The Observer en 2017 demostró que más de 500 empleados de cuatro fábricas diferentes de las multinacionales Nike, Asics, Puma y VF Corporation fueron hospitalizados.
Debido al mercado de la fast fashion, que ofrece productos de bajo precio en poco tiempo, las marcas de moda tienden a deslocalizar la producción a países como India, Bangladesh o Pakistán, tanto para reducir los costes de producción como por una legislación más laxa en materia de condiciones laborales.
Salud humana: impactos directos de la industria textil en los clientes
Además de la falta de instalaciones y horarios de trabajo adecuados, entra en juego la cuestión de la salud: determinadas técnicas de producción de prendas de vestir son perjudiciales tanto para quienes las producen como para quienes tienen que llevarlas puestas. Una de las principales campañas de Clean Clothes, que empezó en los Países Bajos hace más de 30 años para concienciar sobre el impacto negativo de la industria textil, se refiere a la prohibición del chorro de arena, una práctica utilizada para aclarar las prendas vaqueras que es perjudicial para la salud de los trabajadores del sector, ya que provoca una forma grave de silicosis, una enfermedad pulmonar mortal.
Pero los riesgos para la salud asociados a la industria textil van más allá del chorro de arena. Una investigación de la CBC reveló que uno de cada cinco productos de fast fashion analizados contenía altas concentraciones de sustancias químicas nocivas como plomo, PFAS y ftalatos. Estas sustancias superaban los límites permitidos por las leyes canadienses y europeas.
SOLUCIONES
¿Puede llegar a ser sostenible la industria textil? Sí, explotando las nuevas tecnologías
Hay varias formas de reducir la contaminación de la industria textil y desarrollar un sector más sostenible, que pueden dividirse en tres áreas:
1) Nuevos modelos de negocio más circulares
2) Nuevas tecnologías de recuperación de materias primas
3) Recuperación de nuevos materiales.
Nuevos modelos de negocio
Un modelo de negocio circular es el primer paso para conseguir que el sector textil sea, al menos parcialmente, más ecológico. Abordar un modelo de negocio de este tipo permite maximizar la eficiencia en el uso de las materias primas, los recursos energéticos y minimizar los residuos. A diferencia del tradicional modelo lineal de consumo, se promueve la reducción, reutilización, reciclaje y recuperación de materiales y productos a través de diversas etapas del ciclo de vida.
En este sentido, las empresas de la industria textil pueden integrar en su sistema de servicios nuevas opciones más circulares para alargar la vida de las prendas, como el alquiler, la reventa de segunda mano y el rediseño.
Nuevas tecnologías de producción, reciclaje y trazabilidad
El abastecimiento responsable y la recuperación de materias primas también se convierten en responsabilidad de la empresa textil que quiere pensar en términos de economía circular. En este sentido, es importante rodearse de los socios adecuados para tener una visión más responsable de toda la cadena de suministro, incluyendo aspectos como las condiciones laborales y económicas de los proveedores, la salud y la seguridad en el trabajo, la legalidad y la transparencia en las compras y las tecnologías utilizadas.
De hecho, el compromiso de una empresa no sólo depende de la calidad de su producto/servicio, sino también de su capacidad para establecer relaciones positivas con los clientes, las comunidades locales, las autoridades y otras partes interesadas. Actuar de forma responsable en la cadena de suministro es un pilar fundamental de las estrategias empresariales. A este respecto, existen varias herramientas para identificar a los mejores proveedores. La norma SA 8000, por ejemplo, es una herramienta importante que ayuda a definir los requisitos para la gestión ética de los trabajadores a lo largo de la cadena de suministro.
En cuanto a los proveedores para la recuperación del agua, según mi experiencia los aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de elegir son principalmente 3:
- elegir proveedores que utilicen un tratamiento 100% biológico, para evitar la contaminación con productos químicos tóxicos
- elegir proveedores para la recuperación de aguas residuales que garanticen al menos un 95% – 98% de recuperación
- dar preferencia a los proveedores que expliciten las certificaciones de sostenibilidad obtenidas de terceros.
Invertir en sistemas de recuperación de materiales
Es importante que las empresas textiles vayan más allá de la clasificación estándar entre tejidos naturales, es decir, orgánicos o de origen animal, y artificiales. En términos de sostenibilidad, lo realmente importante es el impacto del material a lo largo de todo el ciclo de vida del producto. Aplicando la metodología del Análisis del Ciclo de Vida (ACV), resulta que el poliéster, por ejemplo, necesita menos agua y es más fácil de reciclar que el algodón, cuyos cultivos utilizan el 6% de los pesticidas del mundo y el 16% de todos los insecticidas, contaminando los cursos de agua y acuíferos circundantes (¡y pensemos que para una sola camiseta se utilizan 2.700 litros!). Lo que hay que hacer es invertir en tejidos duraderos, fomentando las buenas prácticas de consumo y reutilización, pero también invirtiendo en la investigación de nuevos materiales alternativos más sostenibles.
En un sector que es esencialmente uno de los principales culpables de las situaciones medioambientales extremas que estamos viviendo, una transición decisiva hacia nuevos modelos circulares y tecnologías emergentes se convierte en una oportunidad para que las empresas textiles se conviertan en líderes en este segmento de mercado de rápido crecimiento, al tiempo que abordan uno de los mayores retos sociales y medioambientales de la humanidad.